La Policía Nacional ha desarticulado en Salamanca una organización criminal dedicada a la captación de mujeres procedentes de Lima (Perú), en situación de necesidad económica, a quienes engañaban con la promesa de un empleo como internas en servicio doméstico. Hasta el momento, se han identificado ocho víctimas y se han practicado cinco detenciones.
La operación, denominada Domus, se ha saldado con la detención de cinco miembros de la red, entre ellos su presunto cabecilla, por delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual y laboral, falsedad documental y contra los derechos de los trabajadores.
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La investigación se inició a raíz de una denuncia anónima recibida a través del buzón habilitado para la ciudadanía
Según ha informado la Policía Nacional, la investigación se inició a raíz de una denuncia anónima recibida a través del buzón habilitado para la ciudadanía ([email protected]), en la que se alertaba sobre un grupo asentado en Salamanca que estaría captando mujeres en Perú con fines ilícitos.
Tras corroborar los hechos, agentes especializados en la lucha contra la trata iniciaron una operación que permitió identificar a las víctimas, ponerlas bajo protección y desmantelar el núcleo principal del grupo criminal. Las pesquisas revelaron que la red venía operando al menos desde 2023, y estaba liderada por una familia que gestionaba la captación desde Lima y facilitaba el ingreso a España simulando viajes turísticos.
Una vez en territorio español, las mujeres eran trasladadas a Salamanca, donde eran alojadas en pisos controlados por la organización y luego distribuidas en domicilios particulares como empleadas internas. Para ello, se les imponía una deuda inicial de unos 4.500 euros, que aumentaba progresivamente con intereses y gastos añadidos, hasta volverse —en palabras de los agentes— “imposible de pagar”.
Trabajaban en el servicio doméstico pero pagaban su deuda con servicios sexuales
En algunos casos, la organización ofrecía a las víctimas reducir su deuda a cambio de mantener relaciones sexuales con clientes facilitados por la propia red. Además, las obligaban a utilizar identidades ficticias para ocultar su situación irregular ante las familias empleadoras.
La Policía ha subrayado el control “obsesivo” ejercido por el principal cabecilla sobre las víctimas, a quienes instruía para no confiar en nadie más que en él y les indicaba qué decir ante posibles controles.
Durante la operación se inspeccionaron sedes de empresas de ayuda a domicilio vinculadas al entramado, desde donde se gestionaban algunos de los servicios laborales ofrecidos por las víctimas. La operación sigue abierta y no se descartan nuevas detenciones.