Pese a la dependencia de sus socios de investidura -ERC y Comuns-, el Govern no había encontrado obstáculos hasta la fecha para aprobar en el Parlament las medidas que ha ido planteando, hasta este martes, cuando la Cámara catalana validó el decreto que incremento de la tasa turística acordado con los Comuns pero acto seguido rechazó, con el concurso de los ecosocialistas, un segundo decreto del Ejecutivo socialista que frenaba la implantación del tributo hasta después del verano, con el objetivo de abrir el debate sobre el alcance de la tasa, tal y como reclamaba ERC. Este embrollo ha acabado por reflejar, por un lado, el desacuerdo entre los socios de investidura en este ámbito y la dificultad del Govern por compatibilizar sus demandas en una negociación a tres bandas, al menos en este asunto.
El hecho de que la consellera de Economia, Alícia Romero, saliera este martes públicamente a tratar de arreglar el desaguisado anunciando que el próximo martes el Ejecutivo catalán aprobará un nuevo decreto que invalide -con efectos retroactivos- la subida inmediata de la tasa turística es solo una solución provisional que trata de restablecer la “seguridad jurídica”, pero que no solventa el problema de fondo: la necesidad de alcanzar un acuerdo que satisfaga, en forma y contenido, a sus aliados. Para ello, fuentes de los Comuns reclaman al Govern que se esfuerce en convencer a los republicanos de la necesidad de establecer una negociación a tres, algo a lo que ERC, aseguran, se ha negado hasta ahora.
El acuerdo primigenio de Economia y los Comuns venía a duplicar la tasa turística actual en Barcelona y en Catalunya, pero Junts acudió al Consell de Garanties Estatutàries al considerar que el decreto ley, que se usa para casos de urgencia, no estaba justificado, y consideraban conveniente abrir el debate a las posibles aportaciones de los grupos mediante la tramitación como proyecto de ley. ERC coincidía con esta demanda y el organismo consultivo les dio, en parte, la razón, por lo que el Govern accedió a modificar dicha tramitación. Para evitar que la tasa turística entrase en vigor se aprobó el segundo decreto que demoraba su aplicación.
El Govern deberá tratar de casar las voluntades de sus aliados, si no quiere volver a fiarlo todo a Junts
La sorpresa del Govern fue que Junts votó en contra de esta demora, junto con el resto de partidos de la derecha y los Comuns. La formación de Jéssica Albiach recibió con indignación el intento de ERC por modificar su acuerdo con Economia para, a su juicio, descafeinar un impuesto que para los republicanos debería establecer diferencias en función del territorio y de la estacionalidad (menor tasa en temporada baja que en temporada alta). El enojo de los Comuns con ERC afloró hace unos días, cuando Albiach lamentó el “giro conservador” de los republicanos que haría que “alguien que se vaya a esquiar a Baqueira pague menos que ahora”.
La formación de Albiach se expulsa la responsabilidad de lo ocurrido pero dan por sentado que finalmente, después de negociar, todo se solucionará. Para ello, el Govern deberá tratar de casar las voluntades de sus aliados, si no quiere volver a fiarlo todo a Junts, que horas después de la votación se enfrascaba en explicar su actitud, justificada básicamente en su labor de oposición y en evidenciar que el Ejecutivo adolece de liderazgo. Pero fuentes parlamentarias también señalan que los posconvergentes están recibiendo la presión del sector turístico por no haber contribuido a frenar la ejecución del impuesto.
PSC, ERC y Comuns tumban una moción que pedía la suspensión inmediata y temporal del incremento de la tasa turística
En el Govern mostraron su sorpresa el martes por el voto de Junts y en ERC repartían culpas entre el Ejecutivo de Illa y los Comuns. Pero el decreto que apruebe el próximo martes el Consell Executiu volverá a recalar en el Parlament como máximo en 30 días y para entonces el Ejecutivo deberá haber resuelto el galimatías. Los Comuns advierten de que volverán a actuar de la misma forma, empeñados en que la tasa turística pactada con el Govern debería entrar en vigor cuanto antes, y Junts también ha advertido de que no facilitarán su aprobación si la praxis del Ejecutivo es la misma, aunque ello conlleve actuar en contra de los intereses de los empresarios del sector.
En cualquier caso, este miércoles se ha producido un signo de esperanza para reconducir la situación, cuando PSC, ERC, Comuns y la CUP han unido sus votos para tumbar una moción del PP catalán que demandaba la suspensión inmediata y temporal del incremento de la tasa turística. Junts votó a favor junto a PP, Vox y Aliança Catalana.