‘Fábricas de agua’ ante la crisis climática

Superar las sequías

Ante la escasa pluviométrica, el cambio de rumbo es inevitable: dos nuevas  desalinizadoras, regeneración de las aguas y modernización de las potabilizadoras son parte de la estrategia contra el asedio de las sequías

EL PANTANO DE SAU SE ENCUENTRA ACTUALMENTE A UN 6% DE SU CAPACIDAD

El embalse de Sau en el Ter ahora al 5,5% de su capacidad

Mané Espinosa

Las reiteradas sequías que ha sufrido la Catalunya central los últimos tiempos dejan algunas conclusiones evidentes. La región de Barcelona y Girona no puede confiar en los recursos naturales que le brinda la imprevisible pluviometría. Los cau­dales de ríos y pozos por sí solos son incapaces de ofrecer garantías suficientes para sustentar las políticas hidráulicas. Las señales de alarma han sido tan ensordecedoras los últimos tiempos que han obligado a dar un giro para adaptar el tipo de obras, infraestructuras y soluciones a la escasez estructural de recursos y a la crisis climática. Por eso, las sequías han sido estos años la palanca que ha servido para planificar un aprovisionamiento menos dependiente del ciclo natural de lluvias. No ha habido más remedio.

Los embalses ya no se llenan como antes. Llueve y nieva poco, y los bosques densos sin gestión merman las escorrentías, por lo que el agua ya no se acumula en los embalses tras los deshielos. Eso ya parece hoy una romántica pantalla antigua, rota por las alertas y las restricciones a los usos urbanos y agrarios implantadas durante la emergencia.

Desalinizadoras al rescate

En este contexto, al rescate acuden las desalinizadoras, mientras cobran un creciente protagonismo las plantas regeneradoras de agua, auténticas y confiables nuevas fábricas de agua potable capaces de reciclar los caudales residuales urbanos para que, tras un tratamiento terciario, puedan ser reutilizados en diversos usos (incremento de cau­dales en el Llobregat, servicios de limpieza y riego urbano, industria, inyección en acuíferos…), todo lo cual permite ahorrar agua potable. Porque se trata de guardarla como oro en paño.

La disponibilidad del agua es tan imprevisible como menguante y eso marca el cambio de rumbo. Actualmente, el 58% de la que se consume en los 23 municipios servidos de la primera corona metropolitana ya procede de desalinizadoras o de la estación regeneradora de El Prat mientras que el resto proviene de pozos y ríos/embalses. Los recursos convencionales ya son minoritarios.

Las dos grandes obras

Para el futuro, va a ser clave el papel protagonista de las aguas desalinizadas, opción que ahora pivota sobre la desalinizadora de El Prat y de Blanes (Tordera I). Sin embargo, en el horizonte del 2028-2029 se va a construir una nueva desalinizadora en Blanes (Tordera II) y otra Cubelles (Foix), con costes de 290 y 223 millones de euros respectivamente. 

Ambas serán licitadas por la empresa pública estatal Acuamed, pero serán gestionadas y explotadas por la empresa pública de la Generalitat ATL. El resultado final es que las aguas de desalinización se incrementarán en más del doble. Se pasará de 80 hm3a entre 175/180 hm3.

Modernizar las infraestructuras

El Govern está obligado a planificar la respuesta a la falta de agua a largo plazo, pero a la vez no puede perder de vista la necesidad de modernizar las infraestructuras y equipamientos que han quedado obsoletos tras años de falta de inversiones.

Este es el sentido de las obras de acondicionamiento, ampliación de las líneas de tratamiento y modernización de los filtros de carbón activo en la potabilizadora de las aguas del Ter en Cardedeu. Las obras no suponen un incremento de la capacidad de producir agua potable, pero van a mejorar su calidad tanto en condiciones normales como en condiciones de sequía, cuando los menguantes caudales del Ter deben ser de­purados de manera especialmente afinada. El presupuesto son 120 millones (con financiación del BEI) y los trabajos, que durarán 48 meses, deben estar en diciembre del 2028.

Reparar la gran arteria de Cardedeu

Igualmente, es muy significativa la construcción del cuarto y último tramo de la nueva conducción que conecta la potabilizadora del Ter, en Cardedeu, con el centro de distribución de Trinitat, a Barcelona. 

El actual túnel, de 3 metros de diámetro, entró en servicio en 1966 y presenta decenas de fugas en diversos tramos del su recorrido (en Badalona, Montcada i Reixac i Santa Coloma de Gramenet). 

En menos de dos años, cuando esté acabada esta obra de 6,5 km (y un presupuesto de 34 millones), que transcurre paralelo al río Besòs, se podrá valorar qué actuaciones se podrán acometer para reparar la agujereada tubería antigua. 

Además, un total de 22 millones serán invertidos en la potabilizadora de Abrera (Llobregat) para ampliar su capacidad de potabilización y mejorar sus filtros.

 El Govern está obligado a trabajar a largo plazo, pero debe sincronizarse con acciones inmediatas, pues los embalses del Ter y Llobregat (finales de febrero) están solo al 32,8% de su capacidad.

Aprovechar todas las posibilidades

En esta línea se inscriben las obras para reparar las fugas en las redes locales (120 millones de subvenciones). De hecho, ampliar la garantía de suministro es toda una consigna. 

El Govern tiene previsto aprovechar incluso los recursos de los pozos de cata que han sido abiertos para evaluar la calidad y la cantidad del agua de las dos nuevas potabilizadoras públicas previstas en Montcada y de Bon Pastor, en el Besòs. En estas zonas se han horadado unos pozos que podrían ser útiles este año, mucho antes de que se conviertan en plantas definitivas.

Mientras, Aigües de Barcelona prevé multiplicar por tres la producción de agua en la potabilizadora del Besòs (Trinitat) gracias a las avanzadas técnicas de tratamiento de agua, como la ultrafiltración y la ósmosis inversa; esto supondrá una aportación de agua del 15% del consumo en la región metropolitana. A la vez, se intensificará el tratamiento de los cinco pozos Estrella de Sant Feliu de Llobregat, que se van a integrar como una única potabilizadora, para tratar hasta 1.000 l/s.

Obras de regeneración

La regeneración de las aguas es el otro pilar de la “nueva cultura del agua”. En el 2023 se produjeron en Catalunya más de 83 hm3de agua regenerada; y en los próximos cinco años se prevé que esta cifra alcance los 120 hm3/año; esto supondrá que un 20% de las aguas grises se regeneren y se reaprovecharán para usos ambientales, agrícolas, industriales, lúdicos y municipales.

En el 2025 se prevé que entren en servicio la estación de regeneración de Sant Feliu de Llobregat (5,5 millones); y en el 2027 se activarán las estaciones de Mataró (6 millones), Figueres (4 millones) y Reus (8 millones). 

Y en el horizonte 2030 debe darse el gran salto, con la estación del Besòs (260 millones), donde se deberá reciclar toda el agua residual de la depura­dora del Besòs (que ahora va al mar) y bombearla río arriba para potabi­lizarla.

De este modo, en el 2030 se podrá replicar en el río Besòs el modelo que desde 2023 se está aplicando en el río Llobregat, con la aportación de agua regenerada al azud de Molins de Rei/Sant Vicenç dels Horts.

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