Hace décadas que China se ha consolidado como una de las grandes potencias mundiales. En la transformación de su economía y comercio, se ha erigido una nueva clase media que tiene más interés que nunca en conocer el estilo de vida más allá de sus fronteras. Un reflejo de esta voluntad es el número cada vez mayor de estudiantes chinos que eligen Catalunya como destino para su formación universitaria y postuniversitaria. Este curso, sin ir más lejos, el número de alumnos chinos en las universidades catalanas alcanza los 4.355, una cifra récord.
“China es la norma desde hace unos años”, asegura Míriam Díez, Vicedecana de Relaciones Internacionales de Blanquerna-URL. En los últimos años, el número de estudiantes chinos en las universidades catalanas no ha dejado de crecer, paralelamente al incremento de vínculos académicos e institucionales con las autoridades del gigante asiático.
En la última década, el número de alumnos asiáticos en los centros universitarios españoles se ha duplicado, de 10.000 a 20.000. Este crecimiento se ha notado especialmente en Catalunya, donde la cifra ha pasado de 2.700 a casi 7.000, superando por primera vez a la Comunidad de Madrid y consolidándose como destino académico de referencia.
En las universidades catalanas, la comunidad china es la que más se ha incrementado en los últimos 10 años, de 1.286 a 4.355 matriculados, lo que supone un aumento del 238%. Catalunya cuenta con alrededor de 50.000 estudiantes universitarios extranjeros, un 8,7% de los cuales son chinos. Estos se sitúan como la cuarta nacionalidad más frecuente entre los extranjeros, liderados por franceses y muy reñidos con estadounidenses e italianos, que ocupan el segundo y tercer puesto, según los últimos datos en Idescat (2022-2023).
Centros como la Universitat de Barcelona (UB), la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) o la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) acumulan los datos más altos de estudiantes chinos en España. Actualmente, en la UB hay más de 1.000 alumnos chinos; en la UPC, 854; y en la UAB, 820. En la Universitat Pompeu Fabra (UPF), hay 275, mayoritariamente en estudios de doctorado. Hay otros 1.300 universitarios chinos repartidos en otros centros catalanes. La Comunidad de Madrid cuenta este último curso con 4.368 universitarios chinos, solo 13 más de los que tiene Catalunya.
¿Por qué Barcelona?
Sol, deportes y gastronomía no son el único atractivo de la capital catalana para este tipo de perfiles. Barcelona se percibe como una ciudad con prestigio académico, en la que ya existe una numerosa comunidad china, que aporta seguridad a los recién llegados y que ofrece una mejor calidad de vida. Para los alumnos chinos, la formación en Barcelona supone un valor añadido en el mercado laboral al regresar a su país, ya que la experiencia internacional les supone más habilidades y capacidad de adaptación a ojos de las empresas.
Programas hechos a medida para atraer a estos estudiantes
En China se ha multiplicado el interés por los estudios de lengua hispánica y los centros que los ofrecen. Muchos estudiantes finalizan sus grados con un año en Barcelona, o los completan con estudios de máster o posgrado. En centros como Blanquerna-URL, por ejemplo, la cifra también ha crecido gracias a programas específicos para los estudiantes de intercambio y másters pensados para que estos alarguen su estancia: a través de convenios con universidades chinas, se ofrecen programas como el 3+1+1, que permite hacer tres años de un grado en China y el último en Catalunya, con la posibilidad de prolongar otro año con un máster.
También se organizan Winter y Summer Schools, programas de dos semanas para estudiantes chinos que desean conocer la ciudad, la universidad y el profesorado. De hecho, esta propuesta nace porque estos alumnos valoran positivamente viajar a un lugar que no les sea totalmente desconocido y donde encuentren a otros ciudadanos chinos, así que las universidades también han apostado por acercarse más a la comunidad: ponen a su disposición una persona que hable chino y que les resuelva dudas, adaptan el menú de la cantina, visibilizan tradiciones como el año nuevo chino, e incluso organizan clases de castellano exclusivamente para este perfil de estudiante.
Los chinos afrontan sus propios retos y crean nuevos para el profesorado
Ho Mei Hao, César, Alfredo y Fabian -es común que adopten nombres occidentales en el extranjero- estudiaron español durante un año en China. Lo utilizan a diario desde que se trasladaron a ciudades como València, Tarragona y Barcelona, hace casi dos años. Con todo, reconocen que su principal reto es entender las lecciones: “Grabo las clases y, al terminarlas, utilizo ChatGPT para traducirlas”, explica Fabian quien, junto con los demás compañeros de su país, se sienta al fondo del aula, en grupo, todos bien equipados con tablets y otros dispositivos para descifrar el contenido del día.
La visión de los profesores
Al otro lado del aula, los profesores hacen una radiografía distinta de la situación, y explican que su primer reto es el de incentivar la participación: “Para ellos, hacer preguntas en clase significa que no lo has entendido, y eso significa -en su mente- que eres estúpido. Ellos están acostumbrados a escuchar al profesor durante un par de horas, tomar un par de apuntes y resolver las dudas en casa”, afirma Jaume Suau, profesor de grado y máster en Blanquerna-URL. Esta dinámica se aleja mucho de la que se promueve en las universidades catalanas, que apuestan por incentivar el debate, los trabajos en grupo y las presentaciones e intervenciones en clase.
Además, para la mayoría de estudiantes chinos, Catalunya es una de las primeras estancias largas en el extranjero, lo que implica que disponen de menos herramientas para hacer frente a escenarios que los occidentales podrían afrontar con seguridad. Suau lo resume en que “su madurez para adaptarse a un país occidental es muy diferente a la nuestra, que ya estamos acostumbrados a viajar y a los choques culturales“.
Por supuesto, el profesorado también constata que la comunicación es una barrera a superar, ya que el diálogo occidental es más informal, hay menos jerarquía en el aula y se hacen preguntas directas, lo que, para un chino, podría llegar a considerarse de mala educación.
China busca talento catalán
Las universidades chinas también quieren establecer convenios para captar talento catalán. Entre otras muchas, la Zhejiang University (ZJU), una de las 50 mejores universidades del mundo, lo tiene claro: en Barcelona hay talento y han venido a reclutarlo. “La región de Zhejiang es conocida mundialmente por ser un hub de emprendimiento, pero es verdad que los directivos de estas start-ups están especializados solo en el negocio nacional, por eso creemos que puede ser una gran oportunidad para los candidatos internacionales”, explican Joyce y Ramon (ZJU), que están visitando Barcelona para cerrar nuevos convenios de colaboración con universidades catalanas.
Este reportaje ha sido escrito por alumnos del Màster Universitari en Periodisme Avançat. Reporterisme de la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals de la Universitat Ramon Llull - Fundació Blanquerna.