El destino del legado de Pere Mir, fallecido en el 2017, y su esposa, Núria Pamias, que murió en el 2018, está en el centro de la investigación judicial y de la civil, a cargo del Patronato de Fundaciones del Departament de Justícia de la Generalitat. El volumen del patrimonio del empresario químico llegó a ser de unos 120 millones de euros en el año 2014, según los cálculos que en aquel momento realizó la Agencia Tributaria, aseguran las fuentes consultadas por este diario.
En aquel momento, Hacienda consideró que Mir, cuya esposa había vuelto de Suiza, donde vivían, para recibir atención sanitaria, era residente fiscal en España y por tanto debía tributar en este país por todo su patrimonio en el mundo. La inspección accedió a toda la información sobre los activos de Mir, incluido un registro para acceder a los datos, y radiografió todas sus actividades, incluidas las fundaciones que había creado en países de baja tributación, concretamente en Panamá y en Luxemburgo. También las empresas españolas (ver el gráfico que acompaña a esta información). Dos terceras partes de ese patrimonio, algo más de 80 millones, eran en efectivo. La inspección no consideró a Mir autor de ningún delito fiscal y determinó que había localizado todos sus bienes en el mundo.
Como consecuencia de esa inspección, la Agencia Tributaria reclamó a Mir en torno a unos 70 millones de euros, aunque luego, tras las correspondientes demandas en los tribunales económico-administrativos, la inmensa mayoría de esas demandas decayeron. Quedan aún pendientes de resolución las reclamaciones sobre unos tres millones. Se da la circunstancia de que esas reclamaciones llegan ya cuando el matrimonio ha fallecido y es la fundación Cellex, como heredera universal del matrimonio, la que debe hacer frente a las actas. Como no dispone de dinero suficiente, Cellex paga solo 19, que luego recupera, en el 2023, tras la decisión favorable de los tribunales.
Los tres albaceas del empresario, que están siendo investigados, niegan que contravinieran sus indicaciones
¿Qué volumen de ese patrimonio seguíría aún en manos de Mir y de su esposa cuando fallecieron? Según el denunciante que ha provocado la apertura del caso, Àngel Surroca, varios cientos de millones; de acuerdo con los gestores directos del patrimonio del empresario fallecido, la cantidad había descendido hasta los 40 millones a causa de las donaciones, inversiones cuantiosas y obsequios que este había realizado desde el 2010 hasta su fallecimiento.
Surroca presentó su denuncia ante Justícia en el año 2023 y, tras su publicación en los medios de comunicación, la unidad central de inteligencia de los Mossos d’Esquadra, en octubre del 2023, abrió de oficio sus propias diligencias, que posteriormente remitió a los juzgados, recayendo la causa en el de instrucción número 12 de Barcelona. Este es el que ha dictado las resoluciones ordenando las detenciones durante el registro de sus domicilios de los tres albaceas testamentarios de Pere Mir –Jordi Segarra, Josep Tabernero y Juan Francisco Capellas–. Los tres están ahora en situación de investigados por administración desleal y apropiación indebida por decisión de la magistrada.
Una vez fallecidos Mir y Pamias, los tres albaceas administraron su patrimonio, que tenía las dos fundaciones ahora intervenidas, Cellex y Mir Puig, como principales beneficiarias. Según los gestores, el dinero que recibió fue de unos 15 millones, cantidad considerada irrisoria por el denunciante
Según el informe de los Mossos, en manos de este diario, los albaceas “habrían ocultado intencionadamente una parte muy importante del patrimonio del matrimonio Mir-Pamias para su propio beneficio, quedando así fuera de los bienes que la fundación Cellex recibió”. Los agentes concluyen que los albaceas testamentarios de Mir contravinieron sus indicaciones en su propio beneficio.
Algo que estos últimos desmienten, aduciendo que en las últimas voluntades de Pere Mir se dejó constancia de sus indicaciones manuscritas ante notario para que la gestión del patrimonio se realizase por los albaceas de acuerdo con sus designios. Entre estas voluntades figura la de dejar un renta vitalicia de varios miles de euros mensuales a tres sobrinas del matrimonio.
Según las mismas fuentes, la donación de una casa en Val d'Aran al doctor Tabernero, cerrada en diciembre del 2018, también figuraría en esas últimas voluntades y por ello fue ejecutada por los albaceas, los dos que no estaban implicados en la operación. Tabernero se había ocupado de atender la salud del matrimonio durante sus últimos años de vida.