Una empleada de un gimnasio de París falleció y una clienta fue hospitalizada en estado muy grave, el pasado lunes, a consecuencia de una fuga de nitrógeno durante una sesión de crioterapia. No son las primeras víctimas de la denominada terapia del frío en su modalidad de cámaras de gas. Hace unos años, una empleada de un centro de belleza de EE.UU. fue hallada congelada dentro de uno de los depósitos que se utilizan para someter el cuerpo durante unos minutos a temperaturas muy inferiores a los cero grados centígrados.
Sus defensores atribuyen a esta técnica beneficios físicos y estéticos, pero no existen estudios científicos de alta calidad que lo avalen y las principales agencias de salud no la reconocen ni han regulado las cámaras en las que se lleva a cabo. ¿Realmente existe una recompensa en materia de belleza y salud?
El uso terapéutico del frío es antiguo, pero de ahí a introducirse en una cámara a -110ºC hay un trecho
La aplicación terapéutica del frío es casi tan antigua como la humanidad y sus efectos beneficiosos están reconocidos y comprobados en medicina deportiva. No solo los deportistas, sino cualquier persona es susceptible de utilizar una forma de crioterapia para aliviar los efectos de golpes y contusiones. De eso se trata cuando aplicamos una bolsa de hielo, un gel o un aerosol de frío en la zona dañada. Al tratarse de un vasoconstrictor, el frío favorece la reducción de la inflamación y el dolor y acelera el proceso de recuperación. Pero de ahí a introducirse en una cámara refrigerada a -110ºC, en un gimnasio o un centro de estética, fuera de cualquier contexto patológico hay un buen trecho. Se trata de la evolución de los baños de hielo utilizados por deportistas de élite.
Además de muy caro, este procedimiento rejuvenecedor popularizado en los últimos años por deportistas como Cristiano Ronaldo, famosos y redes sociales, presenta contraindicaciones (como es el caso de patologías cardíacas) y efectos secundarios, como alteraciones en la sensibilidad cutánea, manchas en la piel o alteración de la circulación sanguínea. Riesgos que incrementan a medida que se reduce la calidad de los equipos. Una médica, directora de un centro de estética de la Comunidad de Madrid, explica a La Vanguardia que ha dejado de utilizar sistemas de crioterapia, en favor de otros procedimientos, al entender que el riesgo de efectos indeseados no compensa.
“El baño de inmersión en hielo y las cámaras de aire frío se utilizan en deporte de alta competición para la recuperación después del esfuerzo”, indica Antoni Morral, miembro del Col·legi de Fisioterapeutes de Catalunya, investigador y profesor en la Facultad de Ciencias de la Salud Blanquerna, Universitat Ramon Llull. “Cuando sometes el músculo a altas intensidades de trabajo, se fatiga y aumenta el tono muscular, lo que popularmente es conocido como las contracturas. Imagínese a un atleta en unos Juegos Olímpicos con dos competiciones en un día, pues este sistema permite bajar el tono muscular, es decir, recuperar más pronto”.

Sesión de crioterapia durante unos Juegos Olímpicos
El procedimiento se puso de moda. No había vestuario de Primera División sin cubos de hielo, donde los atletas se metían hasta el cuello, pero, según Morral, las cosas cambiaron a consecuencia del estudio La fría verdad: el rol de la crioterapia en el tratamiento de lesiones y la recuperación del ejercicio , publicado en el 2021.
Esta investigación demuestra que la exposición al frío no puede practicarse de forma sistemática y habitual porque va en contra de los efectos del entrenamiento. “Cuando bajas la temperatura, están interferidas las adaptaciones necesarias que hace el cuerpo”, apunta Morral. Respecto a los supuestos rendimientos estéticos carentes de evidencia científica: “Las estéticas se mueven mucho por modas”.