Los alojamientos rurales han cogido impulso en los últimos tiempos al ofrecer una propuesta menos masiva y alineada con valores como la sostenibilidad o la proximidad. Son muchos los que los escogen como destino de una breve escapada de invierno, para disfrutar de una masía en plena naturaleza. De cápsulas con techos panorámicos para ver las estrellas en Prades, a cabañas en medio del bosque en el Maresme o masías en la Vall de Llémena o en Llagostera, aquí van algunos destinos en Catalunya que invitan a disfrutar de la tranquilidad y la naturaleza.
La primera destinación propone pasar noches mágicas bajo las estrellas. Se trata de los iglús de las estrellas del Xalet de Prades, un conjunto de cápsulas con techo panorámico de 360º desde el cual se puede contemplar el espectáculo que regala la naturaleza sin tener que salir de la cama. La baja contaminación lumínica del espacio natural de las montañas de Prades permite disfrutar al máximo de las estrellas y de los primeros rayos de sol, con el ruido de los árboles y el canto de los pájaros como únicos acompañantes. También se puede contemplar el cosmos desde la bañera y, aparte, la estancia ofrece una cena hecha con productos ecológicos y de proximidad. Para los que quieran regalar esta escapada con un plus, Xalet de Prades ofrece masajes corporales o catas de vinos.
Una masía de estilo japonés, una casa rural dentro de la fortaleza medieval o iglús bajo las estrellas
Una oferta similar es la que ofrece el eco-hotel Cabanes Dosrius, en la localidad del Maresme del mismo nombre. Todas las cabañas tienen su propio encanto, con una decoración diferente y vistas únicas desde encima del árbol que las sostiene. Una oportunidad única para disfrutar del silencio y de la calma del entorno.
Para vivir unas fiestas diferentes, el hotel japonés Puigpinós, habilitado en una masía del siglo XII en el municipio de Lladurs, en el norte del Solsonès, combina la estructura histórica de una masía con la ambientación minimalista y el estilo japonés. Dispone de ocho habitaciones, cinco de ellas con un confortable colchón sobre una tarima de parquet, y tres en el más puro estilo japonés, con futones que se tienden sobre un tatami. Los huéspedes pueden vestir libremente los tradicionales yukatas y calzar las sandalias japonesas que pone a disposición el establecimiento. La cocina del hotel ofrece recetas niponas elaboradas con producto local.

El hotel japonés Puigpinós, en Lladurs
Para dejar atrás el caos de la ciudad y desconectar en plena naturaleza, otra opción es la casa rural Cal Raich, dentro de la fortaleza medieval de Montfalcó Murallat, en Les Oluges, en la Segarra, donde viven solo tres vecinos. Sus orígenes se remontan al siglo XI, como evidencian sus muros de piedra de tres metros de grosor, las arcadas y la tierra de tova. Restaurada con el máximo rigor patrimonial, dispone de tres habitaciones dobles bien equipadas. Desde allí se puede recorrer la ruta de los castillos o hacer excursiones a pie o en BTT.
Los que quieran aprovechar para hacer una escapada de lo más relajante, pueden alquilar la masía Can Pascol, una casa rural ecológica aislada en plena naturaleza, entre viñas y bosques a las afueras de Pontons, en el Alt Penedès. Esta masía-spa para cinco personas consta de 150 metros cuadrados en dos plantas y está decorada en madera y piedra. En el salón se encuentra el acceso a una piscina climatizada a 34 grados de temperatura, rodeada de piedra natural, con cromoterapia, jacuzzi y chorro escocés.

En la Vall de Llémena se sitúa Can Pou, con siete habitaciones
Otra masía de ensueño es Can Pou, situada en la Vall de Llémena, en el Gironès. Sus siete habitaciones dobles mantienen el estilo y la identidad propios de la construcción original y cuentan con vistas a todo el valle. Es el lugar ideal para relajarse, estar en contacto con la naturaleza y un buen punto desde el cual visitar Girona, la Costa Brava y la zona volcánica de la Garrotxa. Muy cerca hay, para los más gastrónomos, restaurantes como el emblemático El Celler de Can Roca, en Girona, o el Botic, en Corçà.
Jacuzzi, sauna, piscina climatizada y zona chill out para pasarlo bien con los amigos es lo que ofrece Cal Domingo en Bellver d’Ossó, en la comarca leridana del Urgell. Una oferta que se complementa con algunos de los elementos de cualquier casa rural con encanto, desde chimenea en bodega, biblioteca y una sala para juegos como el futbolín, el billar o los dardos.

Mas Rauric, una masía reformada en Llagostera
Finalmente, para los que busquen una escapada romántica, Mas Rauric está pensado para el bienestar de cuerpo y alma. Esta masía reformada en Llagostera abría hace tres años y cuenta con ocho habitaciones decoradas con muebles vintage y unas vistas maravillosas sobre el entorno natural de la zona. Con un enfoque slow travel y una propuesta gastronómica alineada con el movimiento slow food, preparan comidas deliciosas y cuentan con una carta de vinos de la región. Tranquilidad, lectura, paseos... nada mejor para unos días de desconexión antes de volver a la rutina.