La oficialidad del catalán en la UE sigue en duda pese a los contactos de alto nivel

La cuestión catalana

Países como Italia quieren ganar tiempo con el argumento de las garantías jurídicas

El ministre d'Exteriors del govern espanyol, José Manuel Albares, i el seu homòleg alemany, Johann Wadephul, aquest dilluns a Madrid

El ministro José Manuel Albares y su homólogo alemán Johann Wadephul ayer en Madrid

Miquel Vera / ACN

La oficialidad del catalán, el euskera y el gallego se juega hoy en Bruselas. Concretamente, en la sala de reuniones del Consejo de Asuntos Generales de la UE, donde el secretario de Estado de la UE, Fernando Sampedro, intentará convencer a los países que todavía no ven claro algunos aspectos de la propuesta española, sobre todo, legales y financieros.

La cuestión anoche seguía abierta, pero complicada para el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Algunos países, como Italia, quieren ganar tiempo antes de tener que pronunciarse con el argumento de que necesitan más garantías jurídicas para dar este paso.

Quien defenderá la posición de España será el secretario de Estado de la UE, y no el ministro Albares

El proceso requiere unanimidad, y, por las dudas que pesaban todavía ayer en algunos Estados miembros, un escenario que ganaba fuerza anoche es el de aplazar el voto. Todo pese a que la presión del Gobierno ha sido máxima. “Las negociaciones han sido a nivel de capitales”, confirmaba una fuente diplomática europea.

Una información del Financial Times, inmediatamente desmentida por Exteriores, hizo daño al apuntar que Madrid está amenazando a los países Bálticos con repensar sus compromisos en defensa por este asunto. “El compromiso de España con la seguridad del Este de Europa y la presencia de tropas españolas en países del Este es firme e incondicional. No está y nunca ha estado en cuestión”, aseguran desde el Ministerio de José Manuel Albares. Los Bálticos, con una minoría rusa, son contrarios a este asunto porque temen que cree un precedente que ven peligroso.

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Las presiones han llegado también desde el otro lado, con el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo en contacto con los gobiernos donde su familia política europea tiene representación para pedirles que no hagan este favor político a Sánchez. En este momento hay una gran mayoría de ejecutivos conservadores en la UE. Por ejemplo, en Italia, donde Antonio Tajani, líder de Forza Italia y ministro de Exteriores, tiene una excelente relación con los populares españoles y en particular con algunas figuras en Bruselas como Esteban González Pons.

A pesar de las evidentes presiones del PP, Italia evitará plantear la cuestión en un plano político y busca no ser el único país que diga no a Pedro Sánchez. El Gobierno de Giorgia Meloni y Antonio Tajani sigue siendo contrario, porque teme que se abra “una caja de Pandora”, como lo definen fuentes del Ejecutivo, un precedente que luego será difícil de controlar.

Roma, por tanto, prefiere apoyarse en un argumento legal: debe ser el servicio jurídico del Consejo quien dé una interpretación auténtica sobre si la introducción del catalán implica una modificación de los tratados. Según se filtra desde Palazzo Chigi, la sede del gobierno italiano, no es solo Roma quien plantea esta objeción, y eso da fuerza a la petición.

Un movimiento calculado para ganar tiempo y evitar un posicionamiento que podría incomodar a sus socios en España, el PP y Vox.

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La cuestión sigue estando en el orden del día de una reunión que se prevé que se alargue hasta por lo menos las seis de la tarde. Finalmente no será Albares quien acudirá, sino el secretario de Estado de la UE, lo que es habitual en este tipo de reuniones. Pedro Sánchez sí irá a Bruselas mañana, donde tiene prevista una reunión con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, centrada en la cuestión palestina.

En el encuentro, el representante de Polonia –país que ostenta la presidencia de turno del Consejo– expondrá el punto del día y emplazará a Sampedro a explicar los motivos de España. Entonces será el turno en que los ministros hablen. Si no lo ve claro, España puede retirar el voto y dejar la cuestión para más adelante.

El Ministerio de Albares ha incrementado la ofensiva poniendo varios documentos encima de la mesa para convencer a los escépticos, incluyendo una declaración en que se comprometen a abonar los costes y un compromiso de aportar en los próximos meses los recursos técnicos, materiales y humanos que serían necesarios. También un texto de dos páginas donde explican que se trata de un traje a medida que no implicaría abrir esta caja de Pandora que tanto temen. La partida está abierta.

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