* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
La foto encuadra, nasas y norays. O un cañón enfilando, que parece defender el fondeadero. Una historia que siempre me sorprendió es la de 24 corsarios ingleses que tomaron el pueblo en 1801, sesgando la vida de Pablo Galcerán Catá. Digna de una novela de desventuras.
Sus casas, trepan por la ladera como enredaderas floreadas, formando un arco iris de azules, verdes, amarillos, rojos…. Un Bergen, que en vez de estar en los fiordos, se esconde tras la estaca de Bares. Pintoresco, quizás el que más de Galicia. De postal.

Casa verde del pueblo de O Barqueiro.
Su nombre viene de barca, del barqueiro, un Caronte, que cruzaba de un lado al otro del paradisíaco río Sor, que no arrastra almas, pero levanta pasiones, porque el sitio es un pedazo del Olimpo.
Costumbre que se terminó en 1901 cuando construyeron el puente del ingeniero Van den Eyden, cuya familia se integró en la zona, conocidos como los belgas, con viviendas en Viveiro y Barqueiro. Sus pilares de piedra, fueron traídos en barcaza desde una cantera de Bares. Y su estructura de hierro ondulada, hizo que por años se ensoñara como una maravilla del arte y la ingeniería, la Torre Eiffel galaica.

La fachada azul, en O Barqueiro.
Lo marino es su forma de ser. Desde antiguo pleiteaban por la pesca y por el diezmo del mar, que les exigía el obispo mindoniense. Sus vecinos hasta tienen apellidos pesqueros, como el de la familia Maragoto.
En recuerdo de esta relación montó en su casa Daniel Beaz un Museo do Mar. Su antepasados tuvieron barcos y fueron comerciantes. Su abuelo capitaneaba un velero cargado de Caolín a la Cartuja de Sevilla y volvía con sal del Sur. Armadores del Joaquincito, La Primavera, María y Bernarda. En el hogar cuelgan una colección de anclas, conchas, boyas...

O Barqueiro marinero.
Barqueiro sabe bastante de mar y naufragios. Su cementerio sirvió de sepultura momentánea para los marineros alemanes del submarino nazi U966. Vio y vivió tragedias navales.
Barqueiro sabe bastante de mar y naufragios. Vio y vivió tragedias navales

Cañón custodiando la costa de O Barqueiro.
Es rincón de los Cora. Manuel Cora fue alcalde por décadas. O tuvieron propiedades los Cora Cardóniga. Aquí nació Xosé Cora, juez instructor del Caso del Metílico de 1963, un litigio por el fallecimiento de 51 personas. Su buen hacer lo llevó a ser nombrado en 1990, el primer Valedor do Pobo Galego, o Defensor de los gallegos. Institución que inauguró y puso en marcha.
Aunque en Barqueiro no todo es color y alegría. Acecha el gris plomizo de las nubes, y de los hechos acaecidos en 1936. Cuando asesinan a su alcalde, Jesus Castaño Galdo, una placa de cerámica de Otero Regal lo recuerda en el puente do Barqueiro, y otra se puso en la puerta de la casa de su hija Maruxiña, en el número 5 de la calle Federico Maciñeira. El tema el de represalias, fosas y fusilamiento del guerracivilismo, dejó marcado, siendo muy estudiado por su vecino Emilio Grandío catedrático de historia.

Puerto de O Barqueiro.
Los Castaño eran familia propietaria, tuvieron hasta bateas de mejillones, de las pocas que se recuerdan en la Rías Altas. Aunque en acuicultura triunfaron las Ostras, que podemos ver emparrilladas en los puentes, y en ocasiones de la mesa saltan a los flashes porque de ellas salen perlas.
La Rúa da Cruz puede deber su nombre a una hay una de piedra en la fachada de la casa de los Puentes. Higinio Puentes es el cronista oficial de Mañón, le debemos maravillosas historias sobre naufragios, la Galerna de 1961 o el Bandido Casanova. Una familia emparentada con la saga indiana de Muras de los Puentes Rouco.

Placa en honor a Federico Maciñeira Pardo da Lama en O Barqueiro.
Hablando de historia no podemos saltarnos una figura formidable. En el mismo Porto de Barqueiro vino al mundo en 1870, Federico Maciñeira Pardo da Lama, a quien sus coetáneos trataban como bondadoso. Historiador, arqueólogo y alcalde de Ortigueira hasta en dos ocasiones. Sus estudios ayudaron a poner pilares en la antigüedad del Ortegal, y asomaron algunos de los lugares más interesantes del pasado de Galicia. Un tipo íntegro que cuando supo que no había presupuesto en el congreso para el ferrocarril, dimitió, cosas veredes...
Si hay una playa por la tengan ternura los barqueiros esa es Esteiro. Al arenal desembocan el Río Esteiro, Rego de Pumar de Vale y el Rego de Mogor con el nombre de la parroquia. Aunque queda al otro lado de la península, la disfrutan porque les es de fácil acceso. Encandila a surfistas con el batido de sus vastas olas. Y engancha por sus vistas, desde Punta Herbosa, una pena o islote, de pizarra oscura con un sombrero de pasto verde, desde donde podemos divisar, el trileuco, el tridente de Neptuno que son los Aguillóns de Cabo Ortegal.
Si hay una playa por la tengan ternura los barqueiros esa es Esteiro, encandila a surfistas y engancha por sus vistas

El mar de O Barqueiro.
En agosto hacen una merienda campestre, que honra a Santa Rosa de Lima, la primera santa de América, patrona del Nuevo Mundo y Filipinas. Por cierto auspiciada por el Conde de Lemos. Dicen que la imagen venerada en la capilla provino de la Casa Grande o Pazo de Plantío en Espasante, pero pudo haber cruzado el mar, teniendo en cuenta la relación que existe con otros océanos, es zona de emigrantes y navegantes. En las espaldas de Esteiro hay una cantera de Cuarzo a cielo abierto, con nombre femenino, Mina Sonia.

Faro de O Barqueiro.
Regresemos al principio, Barqueiro es color y sus casas son hermosas desde la entrada en la curva con viviendas de corte modernista, hasta las casas remo del puerto. Aunque algunas sobresalen por su áurea.

Muelle del puerto de O Barqueiro.
Una de ellas, está en el mismo muelle, es la Casa Azul del siglo XIX, que brilla cerúlea, picada en piedra, con un corredor y ventanas azules. En sus cuadras descubrieron una furna, donde ronca y sube el mar, una gruta de agua salada, donde refrescar un buen vino blanco. Los vecinos saben que fue de Teresa Montero o Teresa de Primitivo y que de ella pasó a Teresa Tallin, a un salmantino, a un francés y continúa siendo codiciada, es un tavernier blue o diamante azul.
La palma de oro se la lleva la mejor casa de todo el norte gallego. Por su ubicación en una Ría virgen y la historia que la envuelve. Es la Casa de Cao, entremos de lleno en ella.

O Barqueiro está lleno de detalles.
La palma de oro se la lleva la mejor casa de todo el norte gallego: la Casa de Cao
Antiguamente fue una fábrica de salazón, propiedad de los Cora Cardóniga. Estaban entre los cuatro terratenientes más ricos del norte lucense, incluso fueron ayudantes del Gobernador en Puerto Rico. Después pasó a manos del empresario conservero vigués Bernardo Alfageme.
De industria a mansión. La transformaron a su vuelta de Cuba en 1959, Alfredo Cao Rodríguez y María Luisa Castro de la Rosa. Escapados del régimen castrista. El matrimonio acaudalado, acomodado, con gustos y recursos convirtió su nuevo hogar en un palacio acuático al estilo del lago lugano, o mediterráneo. Un fortín, con forma de u, bañado por el mar, la más bonita de toda A Mariña y Ortegal.

Casa roja de O Barqueiro.
El padre del propietario era Alfredo Cao Riguera, y la madre Noemí Rodríguez Helier, hija de Antonio Rodríguez Vázquez, uno de los hombres más ricos de Cuba, ambas sagas de Ourol. Herederos de acciones de La Voz de Galicia, de ingenios azucareros, compañías de seguros, cines y edificios. En la zona tenían otras casas como la Indiana Villa María en Magazos, o la Quinta de Pé de Boi, en la falda del monte San Roque, que con esta constituyen un triángulo perfecto.

Casita azul y blanca de O Barqueiro.
Sobre la majestuosa mansión, existe incluso una leyenda urbana de que allí paró Fulgencio Batista, lo cierto es que si visitó Mondoñedo y Martha su segunda esposa era de Ribadeo. Ambas parejas sabían de su existencia mutua.

Casa amarilla en O Barqueiro.
Cambió tanto el aspecto de la residencia, que los pozos en donde antes olía a pescado, se reconvirtieron en refinados salones, con costillas de ballena, alfombra de cocodrilo, pinturas, un Mercedes descapotable…. Hasta una rampa con lancha de madera, de brillante barniz, estilo veneciana. Con la que salían a pescar, y merendar hasta la Isla de Area en Viveiro, propiedad del matrimonio, que también tenían papeles de posesión del islote Ansarón en Xove, apreciada por sus huevos de gaviota. La casa por tener tiene hasta islas privadas.

La cruz en la fachada de la casa, en O Barqueiro.
Una estampa decorativa, de dirección artística cinematográfica, donde rodar una peli de dinastías como Gucci, Vuitton, Astor… por ser son hasta familia de la casa textil de Caramelo.

Casa roja de O Barqueiro.
Seguimos el sendero de la Casa de Cao, llegando al faro Punta do Santo. Marca la barra de arena, donde se abraza el Sor con la inmensidad del mar. Si continuamos por otros caminos,asomamos hasta una cruz, puesta en recuerdo del hundimiento de un barco inglés, el sitio ideal para la soledad, para pensar sobre la insignificancia de la vida, pues no somos más esa pizca de arena,que se deshace ante nuestros ojos.

Casa de piedra de O Barqueiro.
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