Al cruzar el frontispicio de la biblioteca Joanina de Coímbra se lee una declaración de intenciones: “Lusos, de la sabiduría se os ha construido esta fortaleza: los capitanes, los libros; los soldados y las armas, el trabajo”.
El aspecto barroco de ese templo de los libros mandado construir por el rey Juan V remarca su aspecto venerable. Formando parte de la biblioteca general de la universidad de esa ciudad del centro de Portugal, la sección Joanina ha estado siempre especializada en ejemplares antiguos. Hay hasta 70.000 volúmenes, todos ellos editados con anterioridad al año 1800. Aunque la biblioteca está abierta al público, los principales usuarios son investigadores y estudiantes universitarios, por lo que el nivel de préstamos es relativamente bajo. Algunos de los libros más valiosos no se pueden retirar, y hay que consultarlos en las salas de la propia biblioteca.
Para los amantes de las bibliotecas regias, la Joanina es una cita ineludible. El sello del rey Juan V, que sufragó su construcción, preside el recinto. No se reparó en gastos ni en lujos para darle ese aspecto de templo del saber: está repleto de frescos en techos y cornisas, y el dorado característico del estilo recargado del siglo XVIII aparece en cada rincón, incluyendo algunas de las repisas sobre las que descansan los tomos. Las maderas que se utilizaron procedían de Brasil y otros países del Lejano Oriente. La conjunción de trabajos de doradores lusos y pintores italianos le da ese ubérrimo aspecto rococó.

Interior de la biblioteca Joanina
Por sí sola –y por su valioso contenido–, la biblioteca Joanina es una de las visitas que todo viajero subraya en rojo en su visita a Coímbra. Pero, además, este reservorio del saber tiene una peculiaridad sensacional: parte de la custodia de la buena salud de los libros y el mobiliario reside en dos colonias de murciélagos.
Invisibles durante el día, escondidos en las más estrechas rendijas y recovecos del mobiliario, los pequeños mamíferos se activan al atardecer para cazar toda suerte de polillas, peces de plata, escarabajos, termitas, hormigas, mariposas, orugas… En resumen, que son el plaguicida natural de uno de los enemigos más temidos de los conservadores: los insectos devoradores de papel y madera.
El gasto y las molestias compensan: se calcula que cada murciélago puede comer en una sola noche hasta 500 insectos
La presencia de los mamíferos alados no es nueva en la biblioteca. Se tiene constancia de que viven en las rendijas del lugar desde hace por lo menos 300 años. En los libros de cuentas de la universidad del siglo XVIII ya constan partidas presupuestarias para las grandes mantas de cuero con que cada noche se recubren las mesas y algunas alfombras para evitar que los excrementos de los murciélagos los dañen. Los cobertores se retiran cada mañana, antes de abrir al público.

Los murciélagos se encuentran invisibles durante el día, escondidos en las entre las rendijas y recovecos del mobiliario
El gasto y las molestias compensan: se calcula que cada murciélago puede comer en una sola noche hasta 500 insectos. Multiplicado por los cientos de mamíferos voladores, es la manera de mantener a raya la presencia de indeseados invasores. Como la colonia es veterana y los insectos están reducidos a su mínima expresión, los mamíferos abandonan cada noche la universidad por algunos ventanucos para alimentarse en los campos cercanos de manera adicional. Es la única manera de verlos en directo.
El aspecto rococó y enrevesado del mobiliario de la biblioteca Joanina hacen muy difícil instalar de manera eficiente los modernos artilugios que suelen mantener la humedad y temperatura ideales en el recinto, por lo que la ayuda de los comedores de destructores de libros es incalculable.
Cómo llegar
La biblioteca Joanina forma parte del recinto de la Facultad de Derecho de Coímbra, cerca del río Mondego y el jardín botánico de la ciudad, dos de los lugares que sirven de comedero complementario para los murciélagos por la alta frecuentación de mosquitos y otros insectos alados. Abre todos los días de la semana en horario de mañana y tarde. Hay visitas guiadas que pueden concertarse online.