Emoción y ciencia
Además de ejercer como cardiólogo, Sandeep es un divulgador científico y escritor que colabora con The New York Times desde el 2015 y cuyos ensayos se han publicado en The Wall Street Journal y Time. Su libro Heart: A history (Corazón: Su historia) fue preseleccionado para el premio Wellcome Book en el 2019; en él nos explica hasta qué punto las emociones desempeñan un papel importante en la salud del corazón: “El dolor emocional o una alegría desbordante pueden llevar a que la forma del corazón cambie. Nuestro corazón refleja nuestra experiencia emocional”. Su charla TED sobre el tema batió récord de visualizaciones en el 2019. Ahora publica en España El cerebro de mi padre. Luces y sombras de la vida con Alzheimer (Lunwerg), en el que nos explica cómo vivió la demencia de su padre desde la emoción y la ciencia.
¿Mis emociones cambian la fisionomía de mi corazón?
Totalmente. Los antiguos filósofos veían el corazón como un recipiente que contenía las emociones, pero con los años se transformó en una bomba biomecánica.
¿Los filósofos no iban desencaminados?
El corazón emocional o metafórico desempeña un papel esencial en la salud, un ejemplo claro es el síndrome del corazón roto.
¿Cuando una pena nos parte el corazón?
Sí, cuando eso ocurre las personas pueden llegar a tener una deficiencia cardiaca que les lleve a la muerte, y la forma del corazón cambia con una emoción fuerte.
¿Cambiar de forma qué quiere decir?
Toma la forma de un takosubo, una vasija japonesa para atrapar pulpos con un cuello muy estrecho y una base muy ancha, una forma muy diferente a la apariencia de un corazón normal, y no sabemos por qué sucede.
Pero sabemos que nuestro corazón refleja nuestra experiencia emocional.
Sí, el estrés crónico puede desarrollar un daño cardíaco, y vemos cambios muy perceptibles en la forma del corazón entre las personas que tienen un alto estrés laboral, a diferencia de las que tienen mucha autonomía y que les gusta su trabajo.
¿Solo los humanos tienen corazones emocionales?
En un laboratorio tenían conejos a los que alimentaban con grasa para ver cómo se desarrollaba la arteriosclerosis y las enfermedades cardiacas, pero lo que vieron es que los conejos cuyas jaulas estaban a la altura de sus cuidadores o en el suelo desarrollaban mucho menos la enfermedad en comparación con los que vivían en jaulas más inaccesibles.
¿Y cuál era el motivo?
Pensaron que tal vez era un efecto de la contaminación o algún tipo de corriente de aire, pero se dieron cuenta de que la persona que alimentaba a los conejos acariciaba y jugaba con los conejos a los que tenía acceso.
¿Y eso les hacía más resistentes?
Sí, hicieron estudios y comprobaron que los que vivían sin interacción desarrollaban mucha más enfermedad cardiovascular. Todo el reino animal se beneficia de un contacto positivo.
Entonces, ¿asociar el corazón al amor no es algo solo metafórico?
Para nada. Tuve una paciente que tras la muerte de su marido, su corazón se debilitó a la mitad de su capacidad normal; una vez pasó el duelo su función cardiaca se recuperó, pero un corazón roto puede quitarte la vida.
¿Cómo proteger nuestro corazón?
No basta con controlar el colesterol y la tensión, debes prestar atención a tu vida emocional, ser consciente del estrés y tomar medidas para aliviarlo. Pero es muy difícil tratar el estrés emocional porque va más allá de la personalidad, tiene que ver con cómo está estructurada la sociedad.
Una persona que cree en el vudú, si le echan un mal de ojo, ¿puede morir?
Sí, es otro ejemplo del síndrome del corazón roto; en las personas que están convencidas de que les han echado una maldición su respuesta emocional se dispara de una forma tan potente que provoca todo tipo de efectos fisiológicos que pueden acabar provocando la muerte.
Después de explicarnos cosas asombrosas del corazón, aborda ahora la demencia.
Empecé a investigar cuando se la diagnosticaron a mi padre, es un tifón que se nos viene encima y estamos muy poco preparados para lidiar con ello.
¿El mayor problema de la demencia?
Sin querer marginamos a las personas que tienen una disfunción cognitiva porque lo que valoramos en el mundo occidental es la capacidad de ser productivos y de procesar información, y empezamos a verles como si ya no fueran miembros de nuestra sociedad.
Muchos familiares optan por dejarlos en residencias.
Cuando los tratamos como algo ajeno a nosotros, cuando creemos que ellos ya no están, lo que hacemos es empeorar su enfermedad. La demencia es una enfermedad biológica pero también es una enfermedad emocional.
De nuevo.
Las personas que se sienten solas con inicio de alzheimer tienen un deterioro mucho más rápido. Como ocurre con el corazón, los caminos que unen biología y psicología están entretejidos. Los niveles altos de estrés emocional que ocurren cuando te sientes solo pueden provocar que el hipocampo, responsable de la memoria, se encoja.
Hay quien planifica la eutanasia.
Sí, pero luego resulta que no todas las personas con demencia son infelices.
¿Usted vio a su padre feliz?
Somos prisioneros del cerebro, y cuando este se encoge también encogen nuestros deseos. Las ambiciones de mi padre pasaron de conseguir más y más logros a ver su programa de tele favorito y comer helados. Aquellas primeras ambiciones no le hacían más feliz.