El reloj ya está corriendo. Quedan menos de tres semanas para la cumbre de líderes de los 32 países de la Alianza Atlántica de La Haya, la primera de Mark Rutte como secretario general de la OTAN, y la primera del segundo mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, que desde que regresó a la Casa Blanca insiste en exigir a sus aliados que se comprometan a gastar el 5% de su PIB en defensa.
De momento, Washington no afloja. La cita de La Haya será también la primera vez que los aliados fijen un nuevo objetivo de inversión militar en más de una década. La última vez fue en Gales en el 2014, cuando la OTAN acordó que todos sus miembros llegarían al 2% del gasto en defensa en el 2024. Trump busca ahora imponer su relato de que Europa debe hacerse más responsable de su propia seguridad.

Los calcetines del secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, destacan en la foto de familia de la cumbre
“La razón por la que estoy aquí es para asegurarme de que todos los países de la OTAN entienden que hay que arrimar el hombro, cada país tiene que contribuir a ese nivel del 5% como reconocimiento de la naturaleza de la amenaza”, declaró el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, en su llegada al encuentro de ministros de Defensa que se celebró ayer en la sede de la Alianza Atlántica en Bruselas.
Era la última reunión a nivel ministerial antes de la cumbre de La Haya –el 24 y 25 de junio– y todo parecía apuntar que serviría para allanar el terreno para definir el nuevo porcentaje. Sin embargo, aunque Hegseth aseguró que estaban “muy cerca del consenso” sobre el 5%, hay aliados, comenzando por España, que no quieren ni oír hablar de un incremento de esas magnitudes.
Ahora mismo no hay ningún país de la Alianza que alcance la cifra del 5%. El que más se acerca es Polonia, que supera el 4%, mientras que EE.UU. emplea el 3,2% de su PIB. El veterano Rutte, curtido en la arena política neerlandesa, presentó ante la prensa lo que considera que podría ser un camino de consenso. “Quiero que esta cumbre cause sensación”, dijo ante los periodistas.
Su propuesta se basa en una fórmula que implicaría asumir el 5% del gasto en defensa, pero desglosarlo en dos apartados diferentes. De aceptarlo en La Haya, los aliados se comprometerían a dedicar un 3,5% del PIB a gasto puramente militar, a la vez que invertirían el 1,5% en capacidades relacionadas, como las infraestructuras, el desarrollo de la inversión en la industria defensiva o la preparación de la población ante eventuales ataques de enemigos.
“Creemos que, en cuestión de semanas, esta alianza se comprometerá a destinar el 5%: el 3,5% a gastos militares y el 1,5% a actividades relacionadas con las infraestructuras y la defensa. Esto es un compromiso real”, celebró Hegseth, expresentador de Fox News, que vio con buenos ojos la idea de Rutte.
Rutte propone desglosar el 5% en un 3,5% de inversión militar pura y un 1,5% de gastos relacionados
Sin embargo, el secretario general de la Alianza no aclaró de qué horizonte temporal estaba hablando. La propuesta que había circulado las últimas semanas era alcanzar este compromiso en siete años, en el 2032. Pero hay algunos aliados, especialmente los países bálticos, que consideran que no se puede esperar tanto.
Por ejemplo, el ministro estonio de Defensa, Hanno Pevkur, pide llegar al 5% de inversión “en cinco años”. “No tenemos tiempo para diez años. Para ser sinceros, ni siquiera tenemos tiempo para siete años”, comentó. El ministro sueco Pal Jonson respaldó también llegar al 5% en el 2030, igual que la ministra lituana Dovile Sakaliene, que cree que, si se confía en la inteligencia militar de la Alianza, solo serán necesarios “unos pocos años hasta que Rusia sea capaz de poner a prueba a la OTAN”.
Hegseth cuenta entre los países que están a favor de su propuesta a Alemania, Francia, los bálticos, los nórdicos, Polonia, Grecia y Hungría. “Unos pocos países todavía no están ahí”, reconoció.
Entre ellos España, que insiste en que no es momento de hablar de nuevos porcentajes, sino en concentrarse en alcanzar los objetivos de capacidades militares que definieron ayer los ministros de Defensa de cara al 2032.
“Muchos países quieren el 5%, lo respetamos y entendemos que es bueno para esos países. Pero España, como aliado responsable, va a cumplir con esos objetivos que se nos marcan con un porcentaje en el momento actual del 2%.”, insistió ante la prensa la ministra de Defensa española, Margarita Robles.
Preguntada por un periodista sobre si estaba “poniendo en riesgo a la alianza”, Robles fue tajante al responder que no podía aceptarlo porque “nuestros soldados están luchando y dispuestos a morir si es necesario defendiendo el flanco este”. España no está aislada. Hay otros socios, como Italia, Canadá o Portugal, que no están listos para un incremento de estas dimensiones, pero lo expresan con más discreción.
El miedo en el flanco este es que, si los europeos no cumplen los deseos de Trump, este tenga tentaciones de retirar a sus tropas de Europa y dedicarlas al Indo-Pacífico, el teatro de operaciones de mayor interés estratégico para Washington. Mantener a Trump comprometido con la OTAN es también el mayor objetivo de Rutte, que ayer volvió a adularle en público al aplaudir que haya activado las incipientes negociaciones entre Rusia y Ucrania.
El jefe del Pentágono aplaude la idea del neerlandés y asegura que el 5% es “cuestión de semanas”
Según fuentes aliadas, de momento no hay motivo de preocupación. “La sensación es que están haciendo una evaluación de su despliegue, pero no está en riesgo”, indican estas fuentes. Este martes se anunció también que Estados Unidos ha nombrado al general Alexus G. Grynkewich como nuevo comandante supremo de las fuerzas armadas de la OTAN en Europa, confirmando así su compromiso con el Viejo Continente pese a los crecientes temores.