Cualquier escenario es propicio para tratar de convencer a Donald Trump de que su guerra arancelaria no aportará ningún beneficio para la economía mundial. También el encuentro de líderes del G-7, las siete potencias occidentales, que está teniendo lugar en Canadá. Pese a que no estaba previsto en la agenda, tanto la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, como el presidente del Consejo Europeo, António Costa, han mantenido encuentros bilaterales con el presidente de Estados Unidos, los primeros en el segundo mandato del magnate.
Según ha revelado la popular alemana en sus redes sociales, durante su reunión acordaron pedir a sus respectivos equipos que intensificasen las negociaciones comerciales para llegar a una solución al pulso comercial iniciado por la Casa Blanca. “En comercio, hemos dado instrucciones a los equipos para acelerar el trabajo para lograr un acuerdo bueno y justo. Hagámoslo”, indicó Von der Leyen, que también habló con Trump de la situación en Ucrania antes de que el magnate abandonara la reunión de forma precipitada por la crisis en Oriente Medio.
Por su parte, el portugués Costa le regaló a Trump una camiseta de la selección de su país dedicada con la frase: “Para el presidente Donald J. Trump. Jugando por la paz”. Anteriormente, en una rueda de prensa, el presidente del Consejo Europeo había advertido en público que la incertidumbre económica –que provocan los aranceles- no es la mejor de las maneras para incentivar a Europa a invertir en su propia defensa, como también pide Trump. “No es el momento adecuado para crear problemas en el comercio porque necesitamos fortalecer nuestra base económica”, había indicado.

Donald Trump, durante la cumbre en Alberta, Canada
Ambos dirigentes solo habían saludado brevemente a Trump durante el funeral del papa Francisco, pero era la primera vez que se reunían de forma bilateral. Von der Leyen sí había mantenido hace tres semanas una llamada con el magnate, que fue muy bien, según desveló más tarde la Comisión Europea. La alemana logró convencer al republicano de respetar los plazos acordados y esperar hasta por lo menos el 9 de julio, cuando vence la pausa de 90 días sobre las tasas globales anunciadas por Washington a inicios de abril, ante la amenaza de Trump de adelantar un mes los aranceles que él llama “recíprocos” y aumentarlos al 50% ya este junio.
Costa advirtió de que la incertidumbre que provocan los aranceles no ayuda a Europa para invertir en su propia defensa
El G-7 era un momento importante para Europa en este pulso arancelario. Durante en las últimas semanas su hombre para resolver esta misión, el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, ha estado negociando constantemente con sus homólogos en EE.UU., el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y también su representante comercial, Jamieson Greer, con quien se reunió personalmente en París a principios de mes. Ante él lamentó la última medida estadounidense de doblar del 25 al 50% los aranceles estadounidenses al acero y al aluminio.
A la vez, un equipo de técnicos europeos fue enviado a Washington a discutir los flecos menos políticos de los desencuentros. No es ningún secreto que Washington exige reducir el déficit comercial y también está preocupado por las denominadas barreras no arancelarias, como la adopción de las normas de seguridad alimentaria estadounidenses y la eliminación de los impuestos nacionales sobre los servicios digitales. Unas peticiones que Bruselas no considera realistas. La Comisión trabaja ofertas concretas como aranceles cero por cero para bienes industriales o una compra superior de productos como la soja o gas natural licuado, algo que ya necesita Europa porque se ha marcado como objetivo liberarse del gas ruso en dos años.
Los líderes comunitarios llegaron a Canadá pensando que Trump no quiere quedarse al margen de las negociaciones. El magnate, que ha expresado en varias ocasiones su pensamiento de que la UE se creó para “fastidiar” a Estados Unidos, tiene mucha atención en la cuestión arancelaria europea y no quiere dejar esta carpeta en manos solamente de su equipo. En Bruselas están convencidos de que al final, Trump querrá tener un papel porque, por su pasada carrera inmobiliaria, se siente un gran negociador y desea que se sepa que ha participado activamente.
Además, el periódico alemán Handelsblatt ha publicado, citando a negociadores de alto rango de la UE, que tras constatar que Trump dependerá de algunos ingresos arancelarios para financiar los recortes fiscales previstos, Bruselas ha ofrecido aceptar aranceles estadounidenses del 10% para todas las exportaciones de la Unión Europea a Estados Unidos a cambio de ciertas condiciones, como evitar el aumento de los aranceles sobre automóviles, medicamentos y productos electrónicos.