No es una lista definitiva pero sí una indicación clara de por dónde podrían ir los tiros si Donald Trump se cierra en banda a retirar los aranceles recíprocos a la UE. Bruselas se ha armado hoy con una segunda lista de productos estadounidenses potencialmente afectados por una réplica comunitaria en el caso de que las negociaciones no prosperen. Y, si para responder a los gravámenes sobre el acero y el aluminio la UE presentó un paquete de 21.000 millones que incluía bienes como el hilo dental, los diamantes o las salchichas, esta vez la Comisión Europea apunta más alto. Ha elaborado una larga lista de productos que podrían sumar 95.000 millones de euros, destinada a golpear algunos sectores clave de la industria estadounidense como la automovilística o la aviación.
En total, fuentes europeas explican que impondrán 6.400 millones en aranceles productos agroalimentarios, 500 millones en productos de pesca, 10.500 millones de euros en comercio de aeronaves, 2.000 millones en automóviles, 10.300 millones en partes de automóviles, 12.900 millones en químicos y plásticos, 7.200 millones de euros en electrónica o 12.000 en maquinaria industrial. Además, han elaborado una lista de exportaciones de la UE a EE.UU. por valor de 4.400 millones de euros, incluida la chatarra, que podrían estar sujetas a derechos de exportación.
Esta lista no incluye nombres de empresas directas, pero está claro cuáles podrían verse más afectadas. Por ejemplo, en el caso de las aeronaves, fuentes comunitarias reconocen que Boeing, rival directa de la europea Airbus, se podría ver directamente afectada. También incluye a los helicópteros o a partes de los aviones como cristales de seguridad, neumáticos y piezas de motor.
En el caso de las bebidas alcohólicas, que en la primera respuesta comunitaria quedaron exentas ante el miedo de algunas capitales comunitarias a represalias de Trump sobre el vino y el champán europeo, esta vez la UE lo vuelve a plantear al entender que con los aranceles recíprocos Estados Unidos ya está atacando este sector en Europa. La lista de la Comisión, que cifra en 1.300 millones el impacto sobre el alcohol, habla de cerveza, vino, o el bourbon estadounidense, producido en el estado republicano de Kentucky. La filosofía es golpear donde más duele, es decir, a los Estados votantes de Trump cuya opinión pública le pueda presionar a recular con su guerra comercial.
La automoción, en el punto de mira
La lista apunta tanto a los vehículos como a los componentes
Tampoco le va a gustar nada la amenaza europea a la automoción estadounidense. Bruselas apunta ahora tanto a los vehículos como a los componentes de los automóviles, como las carrocerías, los parachoques, las ruedas, los frenos o los cinturones de seguridad. Devuelve así el golpe después de que Trump impusiera gravámenes del 25% a todos los coches no fabricados en EE.UU..
Hay mucho más. Comenzando por todo tipo de ganado, desde vacas a búfalos, caballos o cabras. La lista incluso habla de camellos, “ballenas vivas”, delfines, focas, serpientes o insectos. El sector agroalimentario ya fue atacado en la primera lista, donde pusieron en el punto de mira a las aves de corral, las salchichas o la soja y las almendras. Ahora la UE amplía estos productos al añadir comida preparada, fruta y verdura, chocolate, huevo o cereales.
No se trata en ningún caso de una lista cerrada, sino que ahora la UE espera que durante las próximas semanas tanto la industria como los 27 Estados miembros expresen su opinión y puedan tener el paquete listo en julio, cuando termina la pausa para negociar en la guerra arancelaria. El objetivo es tenerla preparada en el caso de que las conversaciones que está llevando a cabo el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, no lleguen a buen puerto. Es, por lo tanto, el plan B: de momento, Bruselas insiste en que lo mejor para todo el mundo sería retirar todos los aranceles. A cambio, la UE está dispuesta a comprar productos que ya necesita como gas natural licuado o soja.