Elevar el gasto militar supone un coste, pero también una inversión. La frontera a veces es muy fina. Un aumento del presupuesto europeo en defensa podría impulsar significativamente el crecimiento económico y el tejido industrial de Europa si los desembolsos se destinan a armamentos de alta tecnología fabricados en el territorio comunitario.
Así lo asegura un informe del Instituto de Kiel para la Economía Mundial (Alemania) publicado hace pocos días, mientras la UE debate cómo rearmarse frente a la nueva geopolítica marcada por el nuevo curso trumpista.

Crecimiento del PIB y gasto en defensa en la UE y en en EE.UU.
En porcentaje
Gasto militar (% del PIB)
Crecimiento del PIB
(promedio de 5 años)
ESTADOS UNIDOS
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
1990
2015
1965
1970
1975
1980
1995
2000
2010
1985
2005
UNIÓN EUROPEA
6
5
4
3
2
1
0
-1
1990
2015
1965
1970
1975
1980
1995
2000
2010
1985
2005
Fuente: KIEL IFW
LA VANGUARDIA

Crecimiento del PIB y gasto en defensa en la UE y en en EE.UU.
En porcentaje
Gasto militar (% del PIB)
Crecimiento del PIB (promedio de 5 años)
ESTADOS UNIDOS
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
1990
2015
1965
1970
1975
1980
1995
2000
2010
1985
2005
UNIÓN EUROPEA
6
5
4
3
2
1
0
-1
1990
2015
1965
1970
1975
1980
1995
2000
2010
1985
2005
Fuente: KIEL IFW
LA VANGUARDIA

Crecimiento del PIB y gasto en defensa en la UE y en en EE.UU.
En porcentaje
Gasto militar (% del PIB)
Crecimiento del PIB (promedio de 5 años)
ESTADOS UNIDOS
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
2010
2015
UNIÓN EUROPEA
6
5
4
3
2
1
0
-1
1970
1975
1980
1990
1995
2000
2005
2010
1965
1985
2015
Fuente: KIEL IFW
LA VANGUARDIA

Según los cálculos, el producto interno bruto (PIB) europeo podría subir entre un 0,9% y un 1,5% cada año si los gobiernos aumentaran su partida en defensa (del 2% al 3,5% del PIB, según los parámetros de la OTAN) y cambiaran la compra de armas diseñadas y fabricadas principalmente en EE.UU. por innovaciones basadas en una producción nacional. Hay que recordar que Europa importa desde el exterior más del 80% de su arsenal militar.
Para que esta conjunción astral ocurra y el efecto multiplicador de esta inversión pública despliegue al máximo sus efectos, hay que contar con una serie de condiciones. La más importante es que, en lugar de financiar este gasto extra con nuevos impuestos, se encuentre algún mecanismo de financiación común mediante deuda. El informe del Instituto de Kiel argumenta contra la supuesta disyuntiva entre “cañones o mantequilla” al sostener que más dinero, mano de obra y materias primas canalizados a usos militares no se han desplazado tradicionalmente a expensas del consumo privado. Al contrario, como se ve en los gráficos adjuntos, cuando ha descendido la partida militar, también la creación de riqueza ha perdido ritmo, tanto en EE.UU. como en la UE.
“El gasto en defensa no suele desviar otras formas de actividad económica, incluidas las inversiones públicas, sino que casi siempre es bueno para el empleo. Históricamente, no ha provocado descensos del gasto social”, asegura el académico de la London School of Economics Ethan Ilzetzk, autor del estudio. En su opinión, el dinero destinado a fines militares puede coexistir con el dirigido al Estado del bienestar sin que uno canibalice al otro.
Asimismo, el supuesto beneficio del llamado “dividendo de la paz”, que ha permitido desviar recursos estatales a financiar el Estado del bienestar en las últimas décadas, con toda probabilidad se ha acabado, dada la coyuntura geopolítica actual. La buena noticia, según Illzetzky, es que hay evidencia de que un aumento en el gasto militar del 1% del PIB eleva la productividad a largo plazo en un cuarto de punto porcentual, al incrementar también el I+D en el sector privado ya que aprovecha recursos “ociosos”.
Por ejemplo, se menciona el caso del proyecto Darpa en EE.UU., que a partir de los años sesenta sentó las bases para la futura llegada de internet. “Es difícil imaginar el nacimiento de esta superpotencia sin la I+D relacionada con la Segunda Guerra Mundial, o la exploración espacial de los años sesenta sin la NASA”, sostiene el informe.
Europa tiene capacidad para endeudarse ya que la deuda actual solo es el 90% de su riqueza
Quedan varias preguntas en el aire. ¿Tienen capacidad las empresas europeas de fabricar este armamento necesario después de décadas de dependencia de la tecnología estadounidense? El estudio reconoce que la fabricación europea de armamento debería dirigirse hacia empresas más pequeñas con tecnologías de “uso dual”, ya que tienden a generar mayores efectos secundarios en el sector privado. Además, una política de “suministro dual”, donde el gobierno contrata múltiples proveedores, puede fomentar la competencia y la difusión del conocimiento.
En cuanto a la financiación, hay que tener presente que en Europa queda cierto margen para endeudarse, porque la deuda del bloque comunitario en la actualidad ronda el 90% de su PIB, muy por debajo de EE.UU. o Japón (aunque en países como Francia, España o Italia el porcentaje supera el 100% o más). “En este momento, los países de la UE pueden endeudarse a tasas de interés cercanas a cero. No hay indicios hoy (a diferencia de hace 10 años) de que la UE se enfrente a una crisis de deuda”, recuerda Illzetzky.
Además, afirma, “la financiación suele ser un importante obstáculo para las empresas tecnológicas emergentes de la UE. Por lo tanto, una demanda gubernamental sostenida de esas tecnologías daría a las empresas la confianza para invertir. Y a lo largo de la historia la demanda gubernamental de tecnologías de vanguardia a menudo ha provenido de gastos de defensa”.
Un 10% más de deuda
Sobre el tema de la financiación de esta política armamentística, es útil repasar el análisis que hizo el pasado mes de diciembre en Barcelona el gobernador del Banco de Italia, Fabio Panetta. Si se decidiese financiar el 25% de un plan de inversiones de 800.000 millones durante seis años (la cantidad de inversiones necesarias estimada por el informe de Mario Draghi), la deuda del conjunto de Europa se incrementaría hasta representar un 6% más del PIB de la UE en el 2030. Incluyendo la deuda actual y otros programas gestionados por la UE, el incremento sería del 10% de la deuda comunitaria. Por lo tanto, serían cifras asumibles. “Hay la necesidad de explicar claramente a los ciudadanos europeos que los elevados costes de las inversiones se verán compensados por beneficios también elevados”, aseguró Panetta.