Nauterra busca nuevos puertos

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La dueña de Conservas Calvo crece un 4% en facturación, con el foco en llegar a más geografías

Mané Calvo, consejero delegado de Nauterra y tercera generación familiar

Mané Calvo, consejero delegado de Nauterra y tercera generación familiar

Dani Duch

Bajo la más moderna denominación de Nauterra se esconde Conservas Calvo, una de esas marcas de toda la vida en España. Fundada en 1940 por la familia que le presta su apellido, su historia está íntimamente ligada al mar, al atún y, por supuesto, a las conservas y a la alimentación saludable. La compañía ha cerrado un año 2024 “fantástico”, asegura Mané Calvo, consejero delegado y tercera generación de la familia al timón de la empresa, con una ­facturación de 727 millones de euros, un 4,4% más, después de años complicados en las distintas geografías (tiene presencia en 74 países) por la inflación, las crisis en Argentina y la guerra de ­Ucrania.

Disipados los nubarrones, el ebitda de la empresa familiar alcanzó los 63,9 millones, un 15% más. “Hemos sido muy agresivos este año, en el sentido de ofrecer muchas buenas soluciones a nuestros clientes y ha tenido sus frutos”, adelanta Calvo. La compañía cuenta con 5.000 empleados repartidos en siete países y con tres plantas de producción y envases en España, Brasil y El Salvador. En cuanto a la flota, el grupo cuenta ahora con nueve barcos, seis atuneros, dos buques de apoyo y un buque frigorífico, garantizando la eficiencia y competitividad en sus operaciones.

La facturación de la empresa conservera se elevó a 727 millones de euros en el 2024

Llevar como enseña el apellido familiar ha sido un baluarte en el pasado, pero el presente y el futuro de la conservera gallega ya no respondían bien al nombre de los fundadores. La compañía se había hecho más grande que el traje que la representaba y hubo que buscar una nueva denominación. En el 2023 nació Nauterra, que remite a los valores de la empresa (el mar, la tierra, Galicia, la familia). “Calvo era marca, era flota pesquera y era grupo empresarial. No nos ayudaba, cuando, además, en el portfolio tenemos otras marcas casi más grandes y más representativas fuera de España, en otros mercados, que Calvo”, explica Mané Calvo. Así decidieron crear este paraguas, que suma, entre otras enseñas, la española Calvo, la brasileña Gomes da Costa y la italiana Nostromo, sus tres insignias principales.

El consejero estima que el año en curso volverá a ser muy positivo para la empresa, tal y como ha empezado el ejercicio y las previsiones que tiene. Sin dar mucho detalle, apunta a superar los 69 millones de ebitda, lo que representaría un crecimiento del 8% en el año. A medio plazo, el consejero espera que Nauterra dé “un salto importante en facturación”, aunque se reprime de fijar el objetivo en los 1.000 millones que había mencionado alguna vez anteriormente.

Para alcanzar esta meta, este salto, esperan crecer con compras para reforzarse y ganar presencia en mercados donde no son tan fuertes, sin precisar ninguno concreto. “Podemos crecer orgánicamente también con nuevos productos, pero el salto en volumen y en calidad que queremos necesita una parte de crecimiento inorgánico”, señala. Las adquisiciones, aunque aún no haya ninguna en el horizonte, se harán dentro de su marco de actuación de alimentación saludable. “Queremos ser aún más grandes en este campo y siempre centrados en seguir produciendo con la máxima calidad y mejorando los procesos y la eficiencia”, apostilla.

Brasil es el mercado más grande en ventas, seguido de España, Italia y Argentina

En cuanto a mercados, Brasil es el país más importante en facturación para la gallega, seguido de España, Italia, Centroamérica y Argentina. Allí son líderes como marca de fabricante tanto en sardinas como en atún, detalla el directivo. En España, las conservas Calvo son su buque insignia, pero también fabrican marca blanca para terceros, con un impacto menor en su facturación. Calvo habla con naturalidad de esta dualidad que se ha visto como “tabú” entre las marcas de fabricante. “Tenemos que jugar en el terreno de juego en el que están todos, defendiendo nuestra marca con nuestras armas y la calidad del producto que hacemos para otros cuando nos lo encargan”, explica.

Aun así, el directivo sí cree que sería positivo un equilibrio mayor en el mercado español. “Tenemos que colaborar la distribución y los fabricantes. No es del todo sano tener cuotas de marca de distribución del 80% porque se necesitan marcas de fabricante que dinamicen el sector y añadan innovación”, señala.

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