A medida que avanza la primavera, cada vez son más las horas del día en las que se fijan precios cero o incluso negativos en el sistema eléctrico nacional. La explicación, mucho viento y mucho sol, a los que ahora se ha sumado también la hidroeléctrica, que ha vuelto con fuerza gracias a la recuperación de los embalses.
La generación de electricidad hidráulica empezó a crecer en el 2024, ejercicio en el que la producción nacional aumentó un 35,5% en comparación con el año precedente y un 94,9% respecto al 2022. Este incremento llevó a la hidroeléctrica a representar el 13,3% del total de electricidad generada en el país en el 2024. Catalunya, gracias a las centrales ubicadas en la cuenca hidrográfica del Ebro, aportó el 10,3% de la electricidad hidráulica.
Dato
El PNIEC se fija como meta incrementar la potencia instalada en 500 MW, hasta los 14.511
Se recuperan los pantanos, la generación y también los proyectos hidroeléctricos, que asoman de nuevo la cabeza. Hace apenas unos días, el Diario Oficial de Galicia publicaba que la que será la mayor central hidroeléctrica reversible de España, en Ourense, ha conseguido el sí ambiental de la Xunta. También en Catalunya está proyectada la construcción de una central hidroeléctrica reversible en el pantano de La Baells (Berguedà).
Las reversibles son la gran apuesta actual porque utilizan la electricidad sobrante de la red para bombear agua que después utilizarán para generar electricidad cuando se necesite. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables, este tipo de instalaciones son una de las tecnologías mejor posicionadas para ayudar a equilibrar una red eléctrica en la que la producción energética no sea estable, como sucede con la eólica o la solar.

Agua saliendo del pantano de La Baells
A pesar de estos nuevos proyectos, José María González Moya, director general de la Asociación de Empresas de Energías Renovables, advierte que, al ritmo actual, no se van a cumplir con los objetivos establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec). Este se fija como meta incrementar la potencia instalada en 500 MW, hasta los 14.511 MW.
“No hemos hecho prácticamente nada en los últimos años y ahora tenemos que ponernos las pilas y deberíamos hacerlo cuanto antes”, señaló el responsable de la patronal de las renovables en una jornada en defensa del patrimonio hidráulico. González Moya también puso énfasis en la capacidad de almacenamiento de esta fuente energética, así como en su contribución a la reducción del precio de la electricidad.
La jornada Salvar el patrimonio hidráulico español fue convocada por diversas instituciones relacionadas con la ingeniería ante la “creciente preocupación por la demolición de presas en España sin un análisis riguroso de su viabilidad económica, ambiental y social”. Los ponentes invitados defendieron la necesidad de preservar estas infraestructuras por su “papel clave en la laminación de avenidas, la regulación de caudales y la mitigación de inundaciones, además de garantizar el abastecimiento hídrico, incluidos también los periodos de sequía, y la producción de energía renovable”.
“Necesitamos embalses, pero necesitamos hacerlos bien, y nadie habla de ello a pesar de la sequía”, se lamentó el biólogo Josep Lascuráin en el encuentro. A los argumentos previos para mantener las presas, el biólogo añadió que “las colas de los embalses son una joya biológica porque son aguas estables”. “Hay especies en riesgo que sobreviven gracias a los embalses”, agregó Lascuráin.
Francisco Flores, doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, desmintió uno de los grandes argumentos a favor de la demolición de las presas. “No es cierto que en España haya casi un obstáculo por cada kilómetro de río porque en el país hay aproximadamente 500.000 km de cauces y el espacio ocupado por grandes presas y azudes no llega a 3.000 km”.