El 13 de mayo del 2021, Leo Messi aún jugaba en el Barcelona, que entrenaba Koeman. Hansi Flick era el técnico del Bayern. Aún se veían mascarillas en las calles por el covid. Ese día en el Giro, Alessandro de Marchi perdió la maglia rosa en una etapa que ganó el malogrado Gino Mäder. Desde entonces han pasado cuatro años y cuatro días y ningún ciclista italiano se había vuelto a enfundar la prenda de líder de la carrera. Italia había casi desaparecido en su propia prueba, algo como una pizzería sin pizzas.
La larga espera terminó este sábado en Castelraimondo, donde ganó Luke Plapp, australiano del Jayco, el más fuerte de los escapados tras atacar a falta de 48 km de meta. Tras la etapa, al podio subió el veterano Diego Ulissi (Astaná) que cambió el azul celeste de su equipo, que imita la bandera de Kazajistán, por el rosa de la maglia que desde hace 80 años diferencia al primero de la general del Giro.
El debutante exhibe madera
El australiano Plapp se marchó a 48 de meta pese al esfuerzo por cazarlo de Igor Arrieta, que solo pudo ser cuarto
A los 38 años, Ulissi, ciclista rápido en finales en repechos, había coleccionado ocho victorias de etapa en la corsa rosa pero siempre guardará en su recuerdo como uno de sus mejores días de su carrera cuando recibió la preciada maglia.
Ulissi estrenó su palmarés en el Giro en el 2011, hace 14 temporadas. Pero la prueba le tenía reservada una última alegría en la recta final de su vida de deportista. No pudo ganar en una escapada de 18 ciclistas en una jornada de media montaña pero recuperó para su país el privilegio del rosa.
A los 38 años
Tras ocho etapas ganadas en el Giro, Ulissi recogió por primera vez el maillot de líder
Y eso que arrancó la etapa el trigésimo de la general. Pero a Primoz Roglic pareció no importarle prestar el liderato justo antes de la jornada del sterrato de este domingo en la Toscana. El esloveno del Red Bull prefiere ahorrarle el desgaste de tener que controlar a su equipo. El Astaná, en cambio, estará entusiasmado de asumir esa responsabilidad para conservar el tesoro de Ulissi. Tan emocionado estaba en el podio cuando se le entregaron que no dudó en estamparle un beso al maillot.
No fue fácil para él italiano apropiarse del rosa. Durante muchos kilómetros el honor iba a recaer en Lorenzo Fortunato, compatriota y compañero en el Astaná, que es el líder de la clasificación de la montaña, y que era el mejor posicionado de la escapada. Además, cogió un poco de ventaja cuando atacó para pasar primero por el puerto de primera categoría.
Cinco tramos de 29 km
Ayuso rascó un segundo a Roglic pensando en la batalla de este domingo en el 'sterrato' de la Toscana
Sin embargo, cuando la escapada se rompió, el que se metió entre los siete que se jugarían la etapa fue Ulissi. Se fueron siete por delante. Ahí se metieron también Plapp y Kelderman (Visma). Ahí, en el corte bueno, estuvo también el debutante Igor Arrieta (UAE). Como Juan Ayuso, también es el del 2002, pero tiene tanta clase que se movió como un veterano en la fuga, tal vez por que es hijo de ciclista.
Su padre, José Luis Arrieta fue gregario de Indurain en el Giro de 1993, con vicria del campeón navarro. Corrió cuartro veces más la ronda transalpina, la última en el 2001, donde se metió en tres escapadas sin poder rematar (fue sexto en dos ocasiones).
El hijo estuvo brillante cuando en la subida de Montelago llegó hasta Kelderman y Ulissi que habían abierto hueco. Y después, cuando Plapp ya había hecho camino, fue el único que hizo un intento a la desesperada en el muro de Castel Santa Maria en busca de cazar al australiano. En la parte final, le faltaron las fuerzas y solo pudo ser cuarto. Pero enseñó que tiene madera.
Igual que enseñó su ambición Juan Ayuso cuando buscó sorprender en el repecho final a Roglic y le recortó un segundo de los 4 que le llevaba el esloveno. Un adelanto de la batalla que puede haber este domingo en los cinco tramos de la Strade Bianche, incluyendo el duro Colle Pinzuto, camino de Siena y de la empinada Via Santa Caterina.
