Una tortura de arbitraje en San Siro para el Barça

La polémica

El papel del polaco Marciniak, casero, descentra a los jugadores de Flick y recuerda a la actuación de Benquerença en el 2010 en el mismo escenario

MILAN (Italy), 06/05/2025.- FC Barcelona's players protest with Referee Szymon Marciniak during the UEFA Champions League semifinal 2nd leg soccer match between Inter Milan and FC Barcelona, in Milan, Italy, 06 May 2025. (Protestas, Liga de Campeones, Italia) EFE/EPA/ROBERTO BREGANI

Szymon Marciniak, rodeado de jugadores del Barcelona después de señalar una falta en ataque 

ROBERTO BREGANI / EFE

Un monumento al orgullo. Un amor propio como una catedral, como el Duomo. Réquiem a los caídos. Vaya segunda parte del encuentro para marcar tres goles y ponerse 2-3. Que no caiga en el olvido. Que no lo oculte la eliminación, en la que al Barça no le sonrió nada, ni el gol de Thuram en el primer minuto en Montjuïc, ni el poste de Lamine Yamal que podía haber sido el 2-4, ni todas las decisiones ambiguas del arbitraje en la vuelta, que nunca cayeron del lado blaugrana.

Del humo del volcán Eyjafjallajokull, que en 2010 le hizo la vida imposible al Barcelona cuando tenía que jugar la semifinal en Milán, al arbitraje que torturó con un goteo persistente a los barcelonistas 15 años después. Pasan los años pero las zonas grises siempre son nerazzurri.

De la semifinal del 2010 a la semifinal del 2025

Quince años después, las zonas grises siguen siendo siempre 'nerazzurri'

El árbitro del 2010, Olegário Benquerença, era portugués y Mourinho jugó todas las armas, incluso colocando a Luis Figo, directivo del Inter por entonces, en el banquillo con un carnet de delegado. Aquel arbitraje, casero, descentró tanto al Barça de Guardiola que por primera vez perdió un partido por más de un gol. El 3-1 de la ida pesó como una losa en la vuelta, donde los italianos fueron más defensivos que nunca.

Pero entonces no había VAR, ese invento que debía ser la panacea y que todavía ha complicado más el fútbol. Que llama al árbitro a la carta, que interviene sin un criterio homogéneo. Que se desentiende cuando un brazo de Acerbi bloquea y amortigua un disparo de Olmo. Que no tarda en avisar de que Cubarsí va al suelo con demasiado ímpetu y que toca el pie derecho de Lautaro en su tackle poderoso. Marciniak, que es polaco como Szczesny y Lewandowski, ve la repetición y cambia de opinión. Penalti.

No fue a la televisión

Tiquismiquis en el doble toque en el penalti de Julián en el Bernabéu, se fio y sacó fuera sin mirarlo el penalti a Lamine Yamal

En la sala del VAR estaban dos viejos conocidos (de mal recuerdo) como los neerlandeses Dennis Higler y Pol van Boekel, que ya fueron protagonistas en la última visita del Barça al Meazza cuando no vieron punibles unas manos de Dumfries en el área. Esta vez tenían sus papeles cambiados, pero el criterio fue parecido. Casi siempre a favor del equipo local. Fueron ellos los que corrigieron la pena máxima del minuto 68 para sacarla un palmo fuera del área. El primer impacto de Mkhitaryan a Lamine Yamal es fuera pero después, ya dentro del área de castigo, el armenio vuelve a desequilibrar al extremo del Barça.

Ahí Marciniak, el colegiado principal, ni siquiera se acercó al televisor a mirar la acción dudosa y aceptó lo que le chivaban por el pinganillo.

Amarilla para el enfado de Flick

Los blaugrana, desde el campo y desde el banquillo, protestaron mucho una falta a Gerard Martín en el 3-3

Tan tiquismiquis en el Bernabéu en la tanda de penaltis con el doble toque de Julián Álvarez, por mucho que protestó el Barça, los jugadores y el banquillo (Flick vio la amarilla y todo), hizo caso omiso ante una falta de Dumfries a Gerard Martín antes del gol de Acerbi en el minuto 93. Corrió un tupido velo y a pesar de que el defensa del Barça tenía el balón casi controlado y lo pierde porque recibe una plancha del jugador interista, que es el que acaba centrando para que remate el central.

Ahí se acabaron los seis minutos en los que los blaugrana estuvieron clasificados para la final. De los 210 minutos que duró la semifinal, la eliminatoria estuvo 110 minutos empatada y 98 a favor del Inter, que va a Munich. Ahh, Bastoni no vio la amarilla hasta el 118, a dos del final, por agarrar a Lamine Yamal. Muy escrupuloso pero solo para algunos: los visitantes.

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