En un escenario laboral y social cada vez más exigente, donde la competitividad parece premiar la dureza y la agresividad, Álex Rovira, empresario, escritor y conferenciante internacional, plantea una visión radicalmente distinta: “La amabilidad es el arma secreta de las personas más exitosas”. Así lo expresa en una reciente intervención en su cuenta de TikTok, donde defiende que “ser amable es la inversión más rentable que puedes hacer”.
Según Rovira, el mito de que “los buenos terminan los últimos” ha calado hondo, generando la falsa idea de que la amabilidad es sinónimo de debilidad. Sin embargo, insiste en que se trata de una estrategia sofisticada y altamente efectiva para construir una vida plena, con éxito profesional y bienestar personal. “La amabilidad no es ingenuidad, es inteligencia emocional en acción”, sentencia.
Amabilidad como ventaja competitiva
El experto defiende que, lejos de ser una simple actitud pasiva, la amabilidad genera un entorno de cooperación, incrementa la lealtad, refuerza vínculos y mejora la productividad. Y no solo eso: “Las personas amables viven más, tienen mejor salud cardiovascular, menos estrés y un sistema inmunológico más fuerte”, añade.

La amabilidad está relacionada con más felicidad y bienestar.
Desde el punto de vista biológico, ser amable desencadena una cascada de beneficios: se libera oxitocina, se reduce el cortisol y se activan los centros cerebrales vinculados al placer y la recompensa. Así, la amabilidad se convierte también en medicina preventiva.

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Liderazgo magnético y éxito profesional. En el terreno laboral, Rovira apunta que el liderazgo amable es el más poderoso a largo plazo. “Los líderes más recordados y efectivos no fueron los más temidos, sino los más amables. Gandhi, Mandela, Luther King o Teresa de Calcuta cambiaron el mundo con amabilidad estratégica”, afirma.

Nelson Mandela como ejemplo de amabilidad
Rovira sostiene que la amabilidad no implica complacencia ni debilidad. Al contrario: puede ejercerse con firmeza, estableciendo límites sanos y tomando decisiones con claridad, pero sin recurrir al conflicto destructivo. “La amabilidad inteligente es ambiciosa, empática, curiosa y profundamente humana”, recalca.
Una competencia profesional crítica en la era de la colaboración. En un momento en el que las habilidades blandas son cada vez más valoradas, la amabilidad se posiciona como una competencia profesional clave. “En la era de la información, donde la colaboración lo es todo, ser amable se convierte en una ventaja competitiva. No es opcional, es esencial”, subraya.
Las estadísticas, según señala, respaldan esta afirmación: los profesionales amables reciben más promociones, tienen equipos más comprometidos y construyen redes más sólidas. Además, las comunidades donde predomina la amabilidad presentan menor criminalidad, mejor salud mental colectiva y más emprendimiento colaborativo.
El poder transformador de los pequeños gestos
La propuesta de Rovira es clara: integrar la amabilidad en el día a día. Escuchar sin juzgar, felicitar sin envidia, recordar detalles personales, ofrecer ayuda no solicitada… “Pequeños gestos crean grandes transformaciones”, afirma. Y añade: “Los momentos difíciles son donde la amabilidad más impacta. Es ahí donde se forjan los vínculos más fuertes”.