Un nuevo estudio publicado en la revista The BMJ ha resuelto que el ayuno intermitente puede lograr una pérdida de peso y una reducción de factores de riesgo cardiometabólico similares a otras técnicas convencionales de déficit calórico.
Entre los más de 6.500 adultos que han participado en la investigación, los que siguieron alguna estrategia de ayuno y/o redujeron su ingesta energética registraron mayores disminuciones en su peso —entre 1,7 y 3,4 kg en seis meses— que aquellos con la dieta ad libitum, que consiste en comer a voluntad y con acceso ilimitado a alimentos.
Los resultados del análisis mostraron que la dieta más efectiva fue la de ayuno intercalado, en que se come un día sí y otro no, con la mayor disminución de peso y los mejores indicadores de azúcar en sangre y colesterol. Pese a ello, a largo plazo (seis meses o más), los investigadores observaron que todas las dietas conseguían una pérdida de peso parecida, fuera cual fuera el tipo de ayuno o de restricción.
Durante el estudio, 56 de los cerca de 3 mil participantes sometidos a técnicas de ayuno manifestaron tener efectos secundarios leves como estreñimiento, náuseas, hambre, diarrea y mareos. El nutricionista Aitor Sánchez sostiene que es importante analizar el punto de partida de cada persona: “Hay gente que lleva 30 o 40 años recibiendo nutrientes a una cierta hora y eso no puedes cambiarlo de un día para otro”.
Hay gente que lleva 30 o 40 años recibiendo nutrientes a una cierta hora y eso no puedes cambiarlo de un día para otro
No es necesario saltarse comidas para bajar unos kilos. “Lo que sucede es que al autoimponerse la restricción de, por ejemplo, solo comer y cenar, se puede comer menos cantidad, y eso es lo que produce la pérdida de peso”, explica Sánchez.
El dietista-nutricionista plantea que aunque la intermitencia es una técnica útil para mejorar sensaciones distorsionadas de apetito y romper con ciertos bucles de consumo como el picoteo, también puede suponer un estrés en personas que no tengan una buena relación con la comida: “Hay muchos mensajes en redes, sobre todo de cuentas que prometen resultados rápidos, que pueden ser la antesala de una obsesión y el hallazgo de una excusa para restringirse de energía y alimentos importantes”.

La obsesión por la comida y el peso pueden ser indicadores de trastornos alimenticios
Sin embargo, Sánchez rescata la contribución del ayuno intermitente en cuestionar el mantra de las cinco ingestas diarias, que puede obligar a hacer comidas de media mañana o meriendas, muchas veces de mala calidad, para supuestamente evitar atracones. “No tiene nada de malo llegar con hambre a la comida”, concluye.